Godard, Fellini, Buñuel y David Lynch retrataron su tiempo con los ojos guiñados, inyectados de poesía y política. La directora Ainhoa Rodríguez desvela en Destello Bravío una mirada entre onírica e hiperrealista del mundo rural en extinción, donde un grupo de mujeres maduras suelta amarras del machismo ancestral.

La escena del grupo de sexagenarias retozando y acariciándose es una composición pictórica de una potencia inmensa y un puñetazo al siglo largo de cine que ha ignorado el placer de las mujeres. Según la directora, evidentemente hay referentes de grandes cineastas, pero que ha representado el “anti-placer de las mujeres”. Para ella, esta secuencia es una “oda al auto placer femenino”, una exploración en la que jamás se aventuraron las vacas sagradas del séptimo arte como Fellini y Buñuel.

Destello Bravío es cine experimental y político. Dice Rodríguez que Puebla de la Reina ha sido su Cinecittá particular. Todo empezó con un taller de cine y miradas no normativas que Ainhoa Rodríguez impartió a un grupo de mujeres del pueblo que le han acompañado en un largometraje donde la represión hacia las mujeres aflora en cada fotograma. El grupo de actrices no profesionales que protagonizan la película han venido al Festival de Málaga, y han defendido su trabajo ante las posibles miradas inquisitoriales de sus paisanos. Han dejado claro que su participación fue divertida y placentera.

El productor Luis Miñarro ha definido esta película como: “Cine relevante y desinhibido. Creo que es el equivalente a La Caza del siglo XXI, en la que Ainhoa Rodríguez aborda los temas de la despoblación de la España y el empoderamiento de las mujeres”.  

La directora de 39 años, nacida en Madrid y criada en Extremadura, es doctora en Comunicación Audiovisual. Destello Bravío es su primer largometraje y merece un lugar prominente en el palmarés de Málaga 2021.