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agosto 31, 2022
WHITE NOISE. Baumbach se empotra contra DeLillo
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agosto
2022

Adaptar a Don DeLillo y descarrilar es lo normal. También le ha pasado a Noah Baumbach, que por primera vez en su carrera dirige una película que no ha escrito él mismo. Es decir, que cuando decidió trasladar universo denso, existencial y ochentero de White Noise ya sabía que iba a derrapar. Así ha sido. Y Netflix se lo permitido después del exitazo de Marriage Story.

Adam Driver y Greta Gerwig, con pelucón y permanente respectivamente, interpretan al excéntrico matrimonio protagonista. Un catedrático especialista en Hitler y su esposa, una madre de familia numerosa, de numerosos divorcios, que se atiborra de misteriosas pastillas que traen locos a sus verborreicos hijos. En un pueblo americano de los ochenta. La televisión, la radio y los cuatro niños escupen palabras sin cesar. Un vertido tóxico saca de su plácida rutina a esta heterodoxa familia, que atraviesa un vía crucis delirante que les pone frente a su pequeñez. La película tiene aroma auténtico a DeLillo, pero esos destellos naufragan en las dos horas largas y grumosas de metraje.  

White Noise es una novela que con el tiempo se ha solidificado. Es una creación que ha reflejado el fondo mismo del alma americana y occidental de los últimos 50 años. Sus reflexiones sobre la catarata informativa, el pavor a la muerte y los efectos sedantes del consumismo no han envejecido nada en absoluto. La parodia esperpéntica que compone Baunbach destila ternura y compasión, pero no arrebata. El gran director está obsesionado con manipular el artefacto de DeLillo y se olvida de la tensión narrativa, de la coherencia que le debe al público de su obra recién nacida.

A pesar de que White Noise no sea el monumento que se esperaba, hay que reconocer al enorme actor que es Adam Driver y su brutal capacidad de hacer creíble cualquier personaje. Su presencia escénica en White Noise proyecta una atmósfera de desconcierto y vulnerabilidad estremecedora y muy realista. La figura de ese padre ridículo y asustado es un tótem cultural que nos oprime desde tiempo inmemorial. “La familia es la cuna de desinformación del mundo” es una frase que se repite machaconamente y que me hace acordarme de Canino (2009) de Yorgos Lanthimos, otro grupo de queridos tarados que nos puso en contacto con la pulsión familiar.  Baumbach tantea el terreno, pero no lo domina.